Mitad de la 6ª temporada de ‘New Girl’: Confusión navideña

La mid-season de ‘New Girl’ llega con un capítulo navideño que nos rompe un poquito el corazón con el desorden emocional de siempre.

Empezamos en Halloween, con el ‘gang’ disfrazado de los protagonistas del caso de OJ Simpson, cruzando el umbral a noviembre, también conocido como NAVIDAD. La siempre optimista Jess (Zooey Deschanel), encandilada por la magia de la anticipación a su época favorita (entre otras favoritas, asumimos), empieza a planear un plan inamovible y que contentará a todos: un amigo invisible.

Porque es un plan perfecto, ¿no? Así ella puede dedicarse a planear detalladamente la fiesta y convencer a sus amigos de que hagan regalos, porque al fin y al cabo sólo es uno por persona. Los regalos no son lo más importante de ésta época pero sí son casi esenciales, o como diría ella: mágicos, especiales y obligatorios. Lo mejor de este plan es que al sólo tener que hacer UN regalo, éste será especial e inigualable. Excepto que a nadie le ha tocado Jess. Pero ahora hablamos de ello.

Lo más curioso de ‘New Girl’ siempre es lo aislados que viven todos del resto del mundo: ¿acaso no tienen nadie más con quién pasar las navidades? ¿Es que nadie compra regalos para sus familiares? ¿Son las navidades unas fiestas organizadas por Zooey Deschanel para que pueda cantar villancicos a lo She&Him a las que la gente acude reticentemente? ¿Cómo es que Nick (Jake Johnson) no se imagina que su bar estaría lleno de gente una tarde de nochebuena? Cosas que sólo pasan aquí, chicos. Ningún familiar se llevará regalos este año porque están ocupados comprando pufs o envolviendo regalos para los amigos de su novia (sí, Robbie (Nelson Franklin), hablamos de ti, ¿qué haces?)

A quien sí mencionan e incluso VEN es a Reagan (Megan Fox), quien al parecer iba a pasarse la navidad en Chicago sola porque los americanos son todos unos aburridos (inciso: si pasas las navidades sólo, no te quiero ofender, de hecho yo lo haré este año y quizás por eso estoy un poco dolida por la falta de emoción familiar). Es un detalle precioso que además resulta súper Jess – invitar a la chica de su amigo a pasar Nochebuena con él. De hecho, sorprende que no fuera su primera opción; aunque claro, con esas pedazo de gafas no se podía mirar más allá.

El capítulo está lleno de perlitas como las referencias a la encantadora conexión que tienen Winston (Laboren Morris) y Cece (Hannah Simone), cómo Schmidt (Max Greenfield) le regala un hámster a Winston porque es “el tío de las mascotas” o cómo Megan Fox aparece vestida de mamá Noel en la puerta y es recibida con silencio. Detrás de cada regalo hay una carga emotiva que nos recuerda por qué queremos tanto a los chicos del loft y lo bien que se conocen.

Sin embargo, se nos rompe el corazón cuando Jess descubre que se le olvidó meter su nombre en el sorteo y ahora la reina mágica de la navidad no tiene regalo. La única que cree en la fuerza de los regalos como muestra máxima de amor es la única que se ve sin él y cómo la ola de tristeza cae sobre los demás sólo demuestra lo mucho que verdaderamente la quieren. Saben lo que le importan este tipo de detalles, sobre todo en este momento de transición por el que está pasando. Pero un Ferguson vestido de reno y nieve falsa en la ventana le hacen recobrar el espíritu, y ese momento musical tan peliculero son detalles que se merece Jess con creces y que sólo su grupo podría darle.

Y aún así, se queda corto. No llegamos a la raíz del problema, y es que Jess vive sumida en una especie de tristeza muy difícil de curar y de la que nadie habla. Se llega a intimar mucho con los protagonistas esta semana, y se lleva haciendo toda la temporada, pero pasamos de largo muy rápido de la conversación entre Jess y Nick en el bar de “crees que no me he dado cuenta, pero sí lo he hecho”. Aquí hay algo que resolver y puede que llegue pronto. ¿Qué opináis? Comentemos.

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