Arrow 4×02: Los peligros de subcontratar

Segunda semana de la temporada de ‘Arrow’ y vamos viendo cómo Star City, por mucho cambio de nombre que se haya hecho, sigue siendo uno de los lugares más complicados para vivir de todos los Estados Unidos. Menos aún para iniciar una carrera política, ya que nunca sabrás si al villano o esbirro de turno le tocará impresionar a la opinión pública atacándote a ti o a tu familia. Con algún que otro ‘spoiler’, desarrollamos este tema a continuación.

¿Qué hacen los alcaldes en las ciudades? En la mía poner setos con formas de dinosaurios – no es broma, solo tenéis que buscar Vigo en Google y os saldrán las mil y una excentricidades de la ciudad – mientras que en la ciudad natal de Oliver Queen (Stephen Amell) morir con cierta regularidad. Es el ciclo de la vida política, naces, te presentas a alcalde de la antigua Starling City y mueres. Algunos ya se corrompen desde la concejalía, otros no llegan ni a tomar posesión. Hasta los comités en funciones tienen mucha probabilidad de morir por sobredosis de plomo, solo basta con que parezca que tienes poder.

Y estas muertes no son de las que pasan por la Fosa de Lázaro y a los dos días estás como nuevo, aunque con un humor de perros, para gobernar la ciudad. A nadie le interesa lo suficiente un candidato a alcalde muerto como para llevarlo a Nanda Parbat a darse un baño en el jacuzzi mágico. Esta gente es de usar y tirar, recursos argumentales reciclables para mantener el sitio caliente hasta que el bueno de Oliver Queen se de cuenta de que si no hace él el trabajo probablemente vayan a seguir muriendo uno tras otro.

Así, por fin, vemos de una vez al hombre bajo el antifaz de Green Arrow optar a una alcaldía a la que estaba destinado desde el primer minuto de la serie. Es su posición natural si tomamos los cómics originales como referencia y todo lo que habíamos visto hasta el momento era una mera distracción de cara al espectador casual. No es que le quede mucha oposición política a la que enfrentarse. Esto, unido a las cada vez más recurrentes bromas que suelta el protagonista nos hace ver una versión mucho más cercana a lo que siempre esperamos de él.

Por lo que nos vamos a su enemigo de esta temporada. Damien Darhk (Neal McDonough) es un tipo ordenado, no le mueve ni una cruzada personal como a Malcolm Merlyn (John Barrowman), ni una venganza maníaca como a Slade Wilson (Manu Bennett), ni una necesidad vital como a Ra’s Al-Ghul (Matt Nable). De hecho no sabemos ni qué le mueve. Más allá de sus capacidades místicas y su lealtad a la organización H.I.V.E. poco más sabemos de él, salvo que acaba de comprobar de primera mano que la práctica empresarial de la subcontratación puede dar lugar a resultados desastrosos.

Puede que el episodio haya hecho pensar al espectador que la lección a enseñar por parte de Felicity Smoak (Emily Bett Rickards) y su nuevo ayudante Curtis Holt (Echo Kellum) es que las reducciones de plantilla masivas no ayudan a salvar a una empresa, pero lo que de verdad hemos aprendido es que cuando hay un trabajo que hacer, nadie mejor que uno mismo para acometerlo. Precisamente un hombre recto como Darhk no debe dejar que un subcontratista chapucero como Lonnie Machin (Alexander Calvert) alias Anarky deje su reputación por los suelos.

No vaya a ser que el comisario de policía al que tienes amenazado con la vida de su hija empiece a pensar que no eres trigo limpio. Aunque qué vamos a decir a estas alturas de Quentin Lance (Paul Blackthorne), que necesitó tres temporadas para darse cuenta quién era Arrow. Sobre todo porque su hija Laurel Lance (Katie Cassidy) ya es una heroína de hecho y de derecho, capaz de defenderse solita y hasta de emprender misiones suicidas junto a Thea Queen (Willa Holland) para revivir a su hermana muerta.

Concluiremos con un último apunte sobre los tan poco apreciados ‘flashbacks’ de la serie. Descanse en paz peluca de Stephen Amell. Tanta alegría lleves como descanso dejas. Han tenido que buscar una excusa argumental para darle salida, lo que llevábamos pidiendo desde el momento en el que la vimos. A todo esto, ¿no podrían librarse ya directamente de los ‘flashbacks’ en general? Que sabemos que son parte integral de la serie, pero ha llegado hace tiempo el punto en el que a la trama no aportan nada necesario.

¿Y la próxima semana? Casinos y furcias.

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Capitán Valverde
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