Si es que nada puede acabar bien si el plan de fin de semana es irse a una cabaña en el bosque con tu amiga y su ex. El segundo capítulo de la última temporada de ‘Girls’ tiene momentazos de Shoshanna (Zosia Mamet) y algún que otro toque gracioso, pero se queda flojo. Hablemos de ello.
La trama central de por sí tiene elementos de película de terror que llevado a la práctica en formato parodia se queda a medias. ¿Que Hannah (Lena Dunham) se va de fin de semana con Marnie (Allison Williams) y su casi ex marido (Ebon Moss-Bachrach) para cubrirles el culo (jaja, literal) mientras están liados? Bueno, lo aceptamos, bastante ‘Girls’ hasta aquí. Pero luego cuando Hannah conoce a una tía mística que le regala un set de té nos quedamos con la duda de cuál es el objetivo de que la protagonista tenga un intenso intercambio con una tía aleatoria en una tienda de cosas de segunda mano. No aporta nada de importancia al capítulo y ni siquiera la tetera y las tazas de té funcionan como elemento simbólico. Como mucho del capítulo, parece que andan un poco a ciegas creando situaciones forzadamente raras en las que no pasa absolutamente nada. Ups, ¿hemos descrito la serie así sin querer?
Las extrañezas continúan cuando Desi confesa que es adicto al Oxy, esnifándolo del suelo después de que su ex mujer pise las pastillas. Es una situación surrealista cuanto menos, haciendo de esta situación tan complicada de adicción y posible violencia algo absurda, echando de la casa a la fuerza a un Desi destartalado y flojo que aún así es capaz de romper una ventana con tal de volver a entrar a la casa. Quizás lo peor sea cómo acaba, Marnie metiéndole en el coche con una sonrisa en la cara porque al fin tiene la razón adecuada para no volverse a acostar con su marido. Hasta Hannah parece la madura en esta situación.
La subtrama del capítulo implica a Shoshanna, que junto a Elija (Andrew Rannels) y Jessa (Jemima Kirke) se va a un evento de networking llevado por dos antiguas amigas que no quieren tener nada que ver con ella porque hace dos años las dejó tiradas en Spring Break. Drama adolescente por doquier. Pero a pesar de lo infantil que es todo, esta historia tiene mucho más peso, no sólo ayudándonos a entender más a Shoshanna y su relación con el trabajo y la amistad, sino también sentando las bases de cómo reaccionarán todos con Jessa. La herida aún sigue abierta y con razón. Pero bueno, como no podía ser de otra forma, acaban a gritos, así que poco se puede avanzar así.
Ha sido un capítulo difícil de categorizar y criticar, porque no ha tenido peso en cuanto a trama. El mundo profesional de la moda neoyorkina es fascinante y la relación de Marnie y Hannah siempre funciona en pantalla, pero ¿de qué ha servido todo esto? No ha sido ni lo suficientemente divertido, ni profundo ni crítico y por lo tanto no llega a ser memorable. ¿A vosotros qué os ha parecido?
