How to Get Away with Murder 2×11: She Hates Us

How to Get Away with Murder’ se mantiene en su papel de ser el puzzle más difícil de resolver de cada semana, avanzando y sorprendiéndonos sin que lo esperásemos en algunas tramas y cobrándose el favor abriendo esos nuevos interrogantes que tanto caracterizan a la serie.

Annalise (Viola Davis), con mucho mejor aspecto que la semana pasada, sigue haciendo alarde de un rechazo hacia sus internos que no logramos entender. Las cosas en la mansión de los Hapstall no salieron como ella había planeado y terminaron de torcerse cuando Wes (Alfred Enoch) entró al trapo como ella menos esperaba, pero es que Annalise se olvida de que sus minions no tienen la misma experiencia que ella en el escabroso mundo de los asesinatos encubiertos y pasa por alto que la presión no juega el mismo papel en cada uno a la hora de actuar de una forma o de otra.

Parece lo más probable que su (por ahora) exagerada reacción esté condicionada por lo que sea que la vincula con Wes, asunto del que cada vez conocemos más detalles que realmente tampoco han ayudado a esclarecernos algo. Sabemos que algo pasó con la madre de Wes, algo en lo que Annalise está implicada porque, según lo que nos han querido contar esta semana, ella prometió que la protegería. Teniendo en cuenta que la madre de Wes está muerta es evidente que la abogada no tuvo mucho éxito. ¿Se sentirá culpable de haber hecho sufrir a Wes tan gratuitamente una vez más y por eso prefiere mantenerse al margen antes de arriesgarse a que le eche algo más en cara o es mucho más simple que eso y realmente está dolida con él porque no esperaba que le disparase con la intención de matarla? La última opción parece poco probable, sobre todo porque ella nunca ha actuado así y siempre ha dejado claro que Wes es su principal protegido.

Ver a Annalise embarazada en esa visita a la madre de Wes ha sido tranquilizador por un lado, pero también abre todo tipo de especulaciones sobre lo que habrá sido del bebé. Queda claro y se elimina cualquier teoría que haya sobrevivido hasta ahora que asegurase que Wes es el hijo de Annalise. Porque no lo es. Wes es hijo de su madre, una madre que se aterroriza cuando Annalise le nombra a un tal Charles Mahoney, quien probablemente sea el responsable de todas las desgracias que todavía desconocemos y nos están haciendo pensar más de la cuenta.

El resto del grupo sigue bastante quemado con su jefa y, mientras Wes es tomado por loco por una doctora que parece demasiado inteligente y observadora como para dejar de salir en la serie, deciden tomarse un tiempo alejados de Annalise y de sus cuestionables métodos y preferencias. Pero eso no dura demasiado, porque cuando un problema asoma, sea del tipo que sea, mamá Annalise es la única que sabe cómo manejar la situación, así que cuando Connor (Jack Falahee) recibe un vídeo que les incrimina de forma nada favorable en lo que sucedió en la mansión de los Hapstall no duda demasiado en llamarla para que decida qué dirección tomar ahora. Después de todas las mentiras y líos que han acumulado juntos es muy difícil que cada uno tome su camino. Todos dependen de todos y un paso en falso de cualquiera de ellos puede explotarle en la cara al que tengan al lado. Y cuanto antes se den cuenta de que echarle la culpa a otro por su mala suerte de haber estado en el lugar equivocado en el peor momento, más fácil les resultará elaborar el plan que les mantenga donde están: lejos de la cárcel.

El caso de esta semana ha sido importante no solo por la forma en que se ha tratado, dando una visión muy diferente sobre la forma en que las familias de las víctimas pueden influir a la hora de que se tome una decisión sobre el acusado, sino también porque hablaba indirectamente de los protagonistas de la serie. Wes, Laurel (Karla Souza), Connor, Michaela (Aja Naomi King)… todos ellos se han salvado porque tenían a alguien lo suficientemente inteligente – y retorcido – como para que tener la esperanza de salir airosos no fuese una locura, y ellos son lo suficientemente egoístas como para olvidarse de que son unos asesinos – o cómplices de asesinato – y permitirse el lujo de juzgar a otros que han hecho exactamente lo mismo que ellos y además tienen el valor de admitirlo. ¿Cómo pueden ser tan fríos a la hora de sentenciar a alguien cuando ellos más que nadie deberían poder ponerse en su posición? Que sea la madre de la víctima la única con ganas de dar una segunda oportunidad al que asesinó a su hijo – por muy ingenua que sea esa postura – dice mucho de la humanidad del grupo de Annalise.

Hank (Charlie Weber) también ha sorprendido esta semana. No sabríamos decir si para bien o para mal, pero su confesión a Laurel de haber asesinado a Lila (Megan West) es un gran paso para su personaje y para la historia. Es evidente que Laurel significa mucho para él, porque Hank no confía en cualquiera y no suele dejarse llevar por sus sentimientos. ¿Qué creéis que hará ahora Laurel con esta información? ¿Seguirá con él? No puede seguir reprochándole que se ocultan todos los secretos del mundo, eso desde luego.

¿Quién es Charles Mahoney? ¿Con qué intención le da Annalise a Wes los mismos papeles que le enseñó en su día a su madre? ¿Es el bebé de las visiones de la semana pasada el propio hijo de Annalise? ¿Lo perdería? ¿Se lo quitarían? ¿Qué os ha parecido descubrir los inicios de Bonnie y Frank y que el anterior grupo de internos recuerda tan exageradamente al actual? ¿Qué ha hecho Annalise para merecer a Nate (Billy Brown)?

Es inútil pensar en algo que pueda darle un sentido definitivo a todo esto, porque ‘How to Get Away with Murder’ conoce nuestras mentes y sabe jugar con ellas para terminar ofreciéndonos una versión completamente opuesta y que no podríamos haber imaginado por mucho que la hubiésemos rozado con alguna de nuestras mil teorías. Así que, ¿qué tal si comentamos el capítulo en nuestra más absoluta ignorancia sobre todo lo que está pasando y dejamos que sea Shonda Rimes quien haga el trabajo sucio? 😉

Isabel Bienzobas
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