Supernatural Temporada 9: Un final para ‘creer en los milagros’

La novena temporada de ‘Supernatural’ llega a su fin y tenemos mucho que decir al respecto. Así que si aún no has visto el capítulo te recomiendo que dejes de leer antes de que sea demasiado tarde y te lo estropeemos. ¡Spoilers vienen!

Debo admitir que esta es la primera vez que veo una ‘season finale’ de la serie como para tener que esperar todo el verano para verla. Y me ha dolido mucho, mucho. Sabía que este momento llegaría cuando me puse al día allá por Semana Santa, pero hasta que hoy he visto los últimos segundos del episodio no he sido consciente y me siento muy inocente.

Un verano entero sufriendo por Sam (Jared Padalecki) y Cass (Misha Collins), pero sobre todo por Dean (Jensen Ackles). ¡Dean!

 

No ha sido esta una temporada que haya destacado por su acción, aunque debo admitir que sí me han gustado las tramas y que se separa mucho de las últimas temporadas que habían dejado bastante bajo el listón de esta franquicia.
Habiendo pasado por alto que cada temporada las cosas se ponían peor, alguien moría y teníamos que lidiar con ello, las cosas estaban poniéndose un poquito repetitivas. Las guerras mayores, es decir, entre el cielo y el infierno, tenían que sustituir a las pequeñas luchas contra el mal que nos ocuparon durante las primeras temporadas. Tras la muerte de Kevin (Osric Chau), que ya me sorprendía a mí que durara tanto, y previamente la de Bobby (Jim Beaver), que sí que nos dejó con el corazón un poco maltratado, algo tenía que pasar que nos dejara K.O.

Como bien sabemos, ese ‘Carry On My Wayward Son’ del principio de los finales de temporada de la serie son características y cómo íbamos a esperarnos algo que no nos dejara impresionados escuchando ese final.
Sabemos perfectamente cómo se las gasta ‘Supernatural’ con sus ‘season finales’. Pero las cosas no estaban colocadas muy bien para hacernos creer por la trama que sí que sería un gran final. Hemos visto acción, poca, y hemos visto la obsesión de Metatron (Curtis Armstrong) por convertirse en Dios algo tarde, ¿no os parece?

Si bien eso de integrarse entre los mendigos es otra versión de hacerse el Mesías diferente del Cass que se creía Dios de la séptima temporada, me da la sensación de que ha llegado tarde. Sabíamos que Metatron quería poder, pero no conocíamos realmente sus intenciones. El hecho de que se quede atrapado en la cárcel del cielo me hace sospechar que esto no es lo último que hemos visto de él, de todas maneras. Sobre todo después de ver lo fácil que engaña al resto de los ángeles.

La relación entre Sam y Dean está cada día más estropeada en esta serie, pero por algún motivo esto los hace estar todavía más unidos. Quizás porque los dos saben que sólo el otro puede entender por lo que están pasando, quizás solo por el hecho de ser hermanos, o quizás es simple y llanamente porque han llegado a un punto en el que da igual lo que pase.

Esto no evita que nos preguntemos hasta qué punto van a intentar mantenerse con vida: temporada tras temporada han intentado salvarse el uno al otro, y cuando no lo han hecho ha resultado un problema. Pero creí que eso de recurrir a un demonio para salvar la vida del otro es algo que habíamos dejado atrás allá cuando los demonios corrientes nos importaban, antes de que conociéramos a los “Hell Knights” y al “King of Hell”.
Pero Sam parece no haber aprendido absolutamente nada en las nueve temporadas que llevamos de serie, no solamente durante esta. De hecho no es la primera vez que Dean se conforma con morir, ¿verdad? Y aun así, Sam siente esa imperiosa necesidad de traerle de vuelta. ¿Quién tiene cuando Dean se vaya? ¿Y cuál es su sentido en la vida? Se le ha ignorado toda la temporada, sin tener ninguna trama para él más que la de Gadreel (Tahmoh Penikett), y ni siquiera estamos muy seguros de qué parte de lo que veíamos era el auténtico Sam.

 

Por su parte Dean ha sido durante toda esta temporada el “bigger man”, como dicen en inglés, que traducido al español sería algo así como el “mejor hombre”. Y no es la primera vez que lo demuestra. No sólo es un héroe, repetidas veces, sino que además es casi como un padre de familia. Dejando de lado su humor y sus bromas, Dean se
ha convertido en un hombre hecho y derecho, serio y maduro, muy consciente de la carga que cae sobre sus hombros, cuidando de todos.

Castiel como siempre se mueve en aguas desconocidas, sin saber muy bien quién es, aunque parezca que cada vez lo tiene más claro. Me gustaría que se explorara más su personaje, porque cuando se ha hecho el resultado ha sido impecable. Bien en el futuro paralelo en la quinta temporada en la que le vemos hippie o bien cuando pierde su gracia y deambula por la tierra. Todos los capítulos en los que hemos visto más de él han sido merecedores de unas risas y un «oohh», mínimo.

Y Crowley (Mark Sheppard)… Oh Crowley, que bueno que viniste. Pocas cosas mejores que la evolución que le han dado a este personaje. Esos diálogos que se marca desde que tiene sentimientos… Este final de temporada con su monólogo hacia Dean, casi poético. Quizás sólo por él merece la pena pasar del final de la quinta temporada, ese final que muchos dicen que marcó el final de la serie como un “must” y al que siguen tres temporadas flojitas flojitas.

Me muero por ver qué más nos ofrece este magnífico e intrigante personaje, casi más que los propios Winchesters.

Y lo que toca ahora es preguntarse qué pasa en la décima temporada. Esa que muchos especulan que será la última por eso de los diez años y que se acaba nuestro pacto con el diablo. ¿Habrá una cura para Dean re-convertido en demonio? ¿Qué significará para Sam? ¿Queremos realmente que Dean se cure? Un ángel comenzó dentro de Sam la temporada. Ahora Dean es un demonio. Los guionistas siempre demostrándonos lo diferentes que son ambos, incluso cuando en la cuarta temporada el malo y casi demoniáco era Sam y el que podía alojar el cuerpo de un ángel en la quinta era Dean. Bendita ironía.

Y Cass, que a pesar de que dice por activa y por pasiva que no quiere liderar el cielo, alguien tiene que hacerlo. Y no parece que los ángeles sepan vivir en anarquía liderándose ellos mismos. Entonces, ¿cogerá las riendas? ¿Conseguirá recuperar su gracia o volverá a robar la de otro? ¿Hay algún sitio en el cielo donde se creen gracias?
¿Y por qué Cass actúa con tan poca emoción al enterarse de que Dean está muerto, al ver la sangre de su amigo en la espada de los ángeles.
No te entiendo Cass, no te entiendo.

 

Eso sí, los que “shippeais” a muerte a Cass y Dean tenéis que estar pletóricos porque ese “todo para salvar a un humano” me ha sonado como lo más romántico del mundo. Comparable con Hércules y Megara. Ole.

En definitiva, la temporada acaba con una buena ‘finale’ pero no ha sido una gran tanda de capítulos ni uno de esos finales que pasarán a la historia. ¿Lo mejor? Crowley, como ya he dicho. ¿Lo peor? La inconsistencia. Las tramas estaban bien, pero nunca han llegado a ser realmente impactantes o persistentes. Ha habido varias tramas pequeñitas que no han hecho más que desestimar la principal, que ha sido siempre Metatron… ¿O ha sido la conversión de Dean en un demonio?

Oye y grandísima duda que me surge, ¿qué pasa con el tatuaje de Dean? ¿Cómo puede ser que se convierta en un demonio con eso tatuado en su pecho?

Espero vuestras opiniones, y nos veremos a la vuelta de las vacaciones. Espero saber llevarlo bien, ya que este va a ser mi primer verano sabiendo de la existencia de los Winchesters y sin tenerles a mi lado (en la pantalla de mi ordenador, obviamente). Para el curso que viene comunicaros que en Recap Blog seguiremos la serie capítulo a capítulo.

Así que estad atentos.

Os dejo un vídeo con las intros de los últimos ocho años, creo que, aunque es un poco largo, es interesante ver las diferencias.

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Marina Ortiz
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