The Handmaid’s Tale 2×13 (Season Finale): Godspeed

El final de esta tercera temporada nos vuelve a dejar prácticamente mudos, con una mezcla de tristeza, empoderamiento, esperanza y rabia a la que ya nos tienen acostumbrados. Este ‘The Word‘ nos ha dejado mucho que comentar y especular de cara a la próxima temporada, así que vamos a intentar a entender a nuestra June (Elisabeth Moss) y sus acciones a continuación.

Tras la terrible ejecución de Eden (Sydney Sweeney), June encuentra una Biblia entre sus posesiones e intenta hacer ver a Serena (Yvonne Strahovski) que ella era solo una niña que intentaba comprender a Dios y ninguna mujer está a salvo en Gilead. Es así como va creciendo una idea en la mente de la señora Waterford que, junto a las demás mujeres deciden pedir a los comandantes que permitan la lectura de la Biblia a las niñas. Dicha afrenta le cuesta a Serena ni más ni menos que un dedo con la bendición de su marido. ¿En qué mundo van a vivir las preciadas hijas de la nación si sus propios familiares no las protegen?
Por su parte Emily (Alexis Bledel) no sabe a qué atenerse en su nueva casa y menos aún cuando su nuevo comandante se niega a realizar la ceremonia y ella posteriormente apuñala a Tía Lydia (Ann Dowd). Ese hombre que nos ha tenido tan confundidos en el final de la temporada al final ha resultado caer en el lado de los buenos y ayudar a escapar a su criada. Solo podemos desear que la chica consiga salir de Gilead después de la inmensa cantidad de horrores a los que ha sido sometida.June tampoco se queda quieta desde su posición en casa de los Waterford y, además de convencer a Serena de que el régimen en el que viven no está en absoluto bien para criar a una niña, comienza a desafiar cada vez más abiertamente a Fred (Joseh Fiennes), mientras este le ofrece quedarse en su casa indefinidamente, cerca de Nichole. Un colectivo de Gilead del que no se habla demasiado, que no llama la atención y que veíamos, tal vez, como meras secundarias, es el de las Marthas, que han aprovechado esta circunstancia para luchar contra el país mientras todos miran hacia otro lado. Así, al final del capítulo asistimos al plan de fuga que han organizado entre todas para sacar a June y su hija de Gilead en una de esas escenas que esta serie sabe hacer como ninguna otra poniéndonos la piel de gallina y temiendo que algo salga mal.
Aunque parezca imposible en este caso todo va como la seda, pero en los instantes en que June espera al coche que le traslade vemos cómo aparece otra idea en su mente, cómo le entrega a su hija la foto de su hermana Hannah. Es entonces cuando sabemos que algo más trama June y finalmente lo confirmamos después de que le entregue la niña a Emily mientras ella vuelve a Gilead más guerrera que nunca. Ahora sabe que tanto las Marthas, como muchas de las mujeres, como guardias e incluso algún que otro comandante no quieren que esa nación siga existiendo. Es ahora cuando hay que luchar, desde dentro, para derrotar ese cruel régimen y liberar a todas las personas que sufren día a día.
En principio parece un gesto casi suicida de la protagonista, y lo es, porque no sabemos cuáles serán las consecuencias a las que se enfrente ahora después de haber secuestrado a la hija de uno de los fundadores, pero además es un poco de esperanza (otra vez) de que es posible revertir todo el horror para que al menos las futuras generaciones vuelvan a saber lo que es la libertad. Esperemos que la próxima temporada nos de bastante más revolución para que el sufrimiento de estos 13 capítulos se vea recompensado. Queremos más mujeres trabajando juntas para derrocar a señores que creen que el mundo es suyo, queremos más historias de amor, más venganzas merecidas. Ahora nos quedan muchos meses para la tercera temporada de una serie que continúa haciéndonos pensar, poniéndonos contra las cuerdas y ver detalles en nuestra propia realidad que pueden pasar desapercibidos.Nolite te bastardes Carborundorum.

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