Arrow 4×04: Polis corruptos

Ya estamos en ello. La alcaldía es el nuevo objetivo de Oliver Queen (Stephen Amell) y, aunque sus compañeros de batalla no se lo tomen demasiado en serio en primera instancia, el destino que le aguarda. Mucho peor que a los candidatos previos no le puede ir, si somos sinceros. Aún así no todo el funcionariado de Star City tiene tanta vocación de servicio público, como hemos visto en el último episodio que comentamos con cierta dosis de ‘spoilers’.

Si ser alcalde o candidato en esta ciudad ya es una temeridad, una invitación a danzar con la muerte, ser policía es pedir caer más rápido que un camisa roja en Star Trek. Entendemos que haya una facción de estos que, viendo que los justicieros que en un primer momento tenían que cazar se llevan toda la gloria y ellos todas las bajas, decida que igual es el momento de mirar más por su propio bolsillo que por el bien de la ciudad. Qué mejor que dedicarse al noble arte de traficar con drogas, robadas a poder ser.

Esta facción está liderada por Liza Warner (Rutina Wesley), que aunque todavía se sienta una buena policía no duda en masacrar a compañeros y camellos por igual si se interponen entre ella y su botín. Si Dan «Hondo» Harrelson y sus hombres viesen en lo que se ha convertido el S.W.A.T. estos días, se echarían las manos a la cabeza. Pero esto es Star City y la vida está muy mal, ¿qué son un par de narcos de poca monta muertos y unos ochenta kilos de coca recirculando por los bajos fondos comparado a lo que Damien Darhk (Neal McDonough) tiene en marcha?

Después de los vaivenes de los primeros episodios de la temporada con respecto a la localización de la base y de la estructura del equipo de justicieros, por fin parece que los que tienen que evitar que los Fantasmas de H.I.V.E. tomen la ciudad ya han encontrado un poco de estabilidad. Un par de subcontratistas de Palmer Tech haciendo una renovación extensiva de las antiguas oficinas y base secreta de Sebastian Blood hacen maravillas y dejan perfectas las instalaciones para Canario Negro (Katie Cassidy), Speedy (Willa Holland), como quiera que se haga llamar Diggle (David Ramsey) estos días y su líder Green Arrow.

Quedan por ver dos cosas, qué causa los apagones en esta nueva base secreta y quién ha hackeado el móvil de Felicity (Emily Bett Rickards). Lo segundo parece muy encaminado a la resurrección de Ray Palmer (Brandon Routh), ya que estamos últimamente en dinámica de resurrecciones, que parece haber cargado un mensaje de despedida en el traje A.T.O.M. en el que probablemente haya más que una última frase emotiva. Lo primero puede achacarse a una falta de la debida diligencia en los subcontratistas, nada que no pueda arreglar Curtis Holt (Echo Kellum) en cuanto se dignen a invitarlo a la Arrowcave y aceleren su proceso para convertirse en Mr. Terrific.

Hablando de convertirse en otras personas, Sara Lance (Caity Lotz) está muy lejos de ser el personaje que todos conocimos. Si ya Thea tiene unos cuantos ‘anger issues’ tras pasar por la Fosa de Lázaro, lo de Sara parece ser más bien una conversión en una bestia feral que carece de orden y concierto interno. Malcolm Merlyn (John Barrowman) recomendaba sacrificarla en su momento y ahora Damien Darhk, que no anda exento de conocimiento sobre artes místicas, opina lo mismo. ¿Qué tercer individuo con una moralidad dudosa nos queda para dar una opinión experta en el tema? Pues John Constantine (Matt Ryan), por supuesto, pero eso será cuestión del próximo episodio.

Hoy es más importante destacar esa ‘unholy alliance’ entre Quentin Lance (Paul Blackthorne) y el propio Darhk. Ahora el patriarca del clan Lance dice que en su momento esta nació como una colaboración honesta para salvar la ciudad y que en el momento en el que su hija se vio amenazada tuvo que continuarla. Ya sabíamos que el policía tenía menos luces que un barco pirata al ser incapaz de adivinar la identidad de Arrow durante tres años, ¿pero pensar que a la tercera va la vencida con los empresarios misteriosos tras Merlyn y Slade Wilson (Manu Bennet) con planes secretos? ¿No confiar en que su hija se vaya a defender por si misma? Lo de este hombre es de traca.

Al menos esta reconciliación entre Quentin y Oliver servirá para aprovechar esa relación como caballo de Troya en H.I.V.E., posibilitando así tener un flujo de información directo con respecto a los planes de esta organización para la ciudad. Como veréis, los polis corruptos han importado menos o nada y han sido una mera excusa para ver por fin al equipo entero luciéndose en combate. La verdadera amenaza tiene el pelo de color platino y una mirada azul penetrante. Pero no es el único rubio que tiene algo que decir al respecto.

I’m John Constantine, Exorcist, Demonologist and Master of the Dark Arts.

Capitán Valverde
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