Mr. Robot 2×06: Risas enlatadas

El que el creador de la serie, Sam Esmail, haya decidido acaparar todo el control creativo de la misma ha sido un experimento del que esta semana hemos visto los resultados. Unos resultados que podríamos calificar de, por ejemplo, atípicos. Comentamos el último episodio en general y esta introducción a lo ‘sitcom’ noventera en particular a continuación.

Que la nostalgia funciona muy bien es algo que hemos comprobado muy recientemente con el auge mediático de ‘Stranger Things’ en Netflix. Acudir a rincones de la psique del espectador para obtener una respuesta positiva casi sin esfuerzo es algo que últimamente es tendencia. Algo así hace Mr. Robot (Christian Slater) con respecto a Elliot Alderson (Rami Malek). Le sumerge en un submundo de referencias a su infancia para hacer que pase por alto el sufrimiento que está viviendo en el presente.

Ya que la serie ‘Mr. Robot’ ha decidido este año jugar no solo con el fondo sino también con la forma, puesto que todos y cada uno de los episodios han sido dirigidos por el propio Esmail sin un orden específico habitual de la producción televisiva y lo que ahora se nos ofrece viene de su visión sacada de la sala de montaje, ese torbellino de referencias a la ‘sitcom’ de los noventa y metarreferencias se nos presenta no solo narrativa sino estéticamente. Lo que encaja perfectamente con esa dinámica kafkiana de la serie de USA Network a la hora de presentarnos siempre situaciones en las que no se sabe cómo el protagonista ha llegado o va a salir de ahí.

Ahí tenemos a Alf y ahí nos vuelven a dejar caer la posibilidad bastante factible de que Tyrell Wellick (Martin Wallström) esté muerto. Es en este fragmento de poco más de diez minutos de duración en el que más se ahonda en la realidad de la serie, a pesar de que argumentalmente avance más en el resto de metraje. Esa forma inocente de ver la violencia y las crudas situaciones a las que el protagonista se ve expuesto es un reflejo directo a cómo se sentía de niño, algo que a su vez vemos al final del episodio. Un contraste entre imaginación y memoria en la que solo el deliberado tono paródico de la primera nos puede hacer pensar que estamos ante elementos distintos de la personalidad de Elliot.

Lo que no significa que la serie haya dejado de tomarse en serio a si misma, probablemente todo lo contrario, se tiene en tan alta estima que se permite este tipo de juegos como Usain Bolt se permite abrir los brazos en el último tramo de los cien metros lisos en sus olimpiadas de récord. Esto no es solo autoparodia, es soberbia. Nada que objetar al respecto de quien estas líneas escribe, pero también tenemos claro que toda esa corriente de espectadores cada vez más críticos con la tendencia de ‘Mr. Robot’ a autoensalzarse habrán visto aquí la magnificación de sus quejas.

Pero esto tampoco implica que la serie haya ofrecido tensión a la antigua usanza. Si la escena del atentado terrorista en suelo chino había sido la escena marca de la casa del último episodio, el presente ha decidido ofrecernos toda una secuencia protagonizada por Angela Moss (Portia Doubleday) en la que ejecuta el hackeo en la base de datos del FBI que marca el estándar de lo que es tener el espectador al borde del asiento sin necesidad de pirotecnia o trucos de cámara. Ha habido mucho y muy destacable en el último episodio.

Veremos lo que nos ofrece el siguiente.

Capitán Valverde
AUTHOR
PROFILE

Quizás te pueda interesar...

¡Comenta el capítulo con nosotros!